Una boda en otoño en Madrid: el ‘sí, quiero’ de Ana y Carlos (con altas dosis de romanticismo)

Bodas

Por Garbiñe Continente

Una boda en otoño, una finca en el campo como escenario idílico y la magia que otorga la estación más romántica del año. Ana y Carlos se dieron el sí, quiero, el pasado mes de noviembre en Madrid, en un enlace que corroboraba lo especial de las celebraciones en las semanas previas a la Navidad.

La ceremonia religiosa tuvo lugar en la Iglesia de los Jerónimos y, la celebración posterior, en la Finca el Campillo. “Siempre tuvimos claro que nos íbamos a casar en esa fecha. Yo soy de Pamplona y, Carlos, de Madrid; decidimos casarnos en la capital porque, dada la situación de la pandemia, era muchísimo más sencillo todo”, explica la novia. De la organización del evento se encargó Eva, de Bodas Colorín. “Fue un regalo de mi madre y, sin duda, el mejor regalo que nos podía haber hecho”, asegura Ana.

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— Andrei Karneyenka Wed Aug 12 19:59:58 +0000 2015

Desde el primer momento supieron que querían una boda en otoño y toda la decoración estaba orquestada en torno a este concepto. “Quisimos que el otoño invadiera el interior de la comida, con árboles en los mismos tonos que en ese momento había en el exterior; con sus hojas caídas y sus colores ya plomizos”, recuerda la novia. Así, para la decoración escogieron tonos ocres, verdes y marrones, y elementos elementos naturales como el musgo, frutas, uvas, piñas o granadas. La papelería también tuvo cierto protagonismo; los meseros y el seating plan, ilustrados por Pils Ferrer -amiga de la pareja-, hacían honor a dos grandes elementos de la boda: el vino y el champán.

Para el vestido de novia, Ana confió en Sofía Delgado. “Sabía que quería un vestido sobrio y minimalista que fuese evolucionando durante la boda y me apetecía que el punto característico del look fuese el tejido. Teniendo en cuenta la fecha de la boda, Sofía me enseñó una tela de lana fina bordada preciosa y lo vi clarísimo”, asegura la novia. El resultado fue un vestido sencillo, delicado y ultrasofisticado con hombreras, sobrecamisa con mangas de murciélago, cola desmontable y cuello halter. El look lo completó con zapatos de Ferragamo, el anillo con el que Carlos le pidió matrimonio, el anillo de pedida que le regalaron sus suegros y unos pendientes prestados de su madre.

Ana y Carlos celebraron una boda con el otoño como protagonista, en la fecha que siempre desearon y demostrando que de la adversidad también hay un lado positivo. “Es verdad que con el COVID siempre te acompaña algo de incertidumbre, ya que las cosas cambian de un día para otro. Pero por eso mismo la gente disfruta, se involucra, se entrega y lo vive muchísimo más. Una boda siempre se disfruta mucho, pero creo que, ahora, ¡el doble!”.